lunes, 16 de marzo de 2015

¿Aprender por obligación o por placer?




Formar a la plantilla de manera regular o ser devorado por la competencia. Este axioma está cada vez más implantado en las empresas, independientemente del negocio al que se dediquen.


Las grandes compañías del Ibex siempre han recurrido a la escuelas de negocio para mantener al día a sus equipos, con atención especial a los mandos intermedios y altos. Si hace años la tendencia predominante era enviar a los profesionales más prometedores a estudiar un MBA o algún curso de posgrado, hoy manda la formación in company: programas a medida diseñados de acuerdo con las necesidades concretas de cada compañía.


Las escuelas de negocios constatan un crecimiento de la demanda de este tipo de formación en los últimos meses. Coinciden también en dos tendencias: cada vez se pide una mayor customización de los programas y crece el énfasis en la gestión del cambio. Adaptarse a nuevas situaciones es más fácil si se está preparado.


“Dados los tiempos de cambio continuo que están viviendo las organizaciones, siempre hay necesidades de formación, reciclaje o entrenamiento de los equipos”, resume Sergio Alonso, director de programas in company del área de Executive Education de ESIC.


Formar a la plantilla es una obligación de todas las empresas. O, mejor dicho, es obligatorio dedicar parte del sueldo de los trabajadores a ese fin. La ley establece que el 0,7% de la remuneración de los asalariados se debe emplear en ello.


Según datos de la Fundación Tripartita para la Formación en el Empleo, que gestiona dichos fondos, en 2012, último año del que hay cifras completas, se beneficiaron de actividades formativas 3,5 millones de trabajadores.


Muchas compañías emplean la oferta de cursos como un incentivo de motivación para la plantilla. Es el caso de Telefónica, una de las empresas más aplicadas en instruir a su equipo. “Contamos con más de 4.000 programas formativos activos en nuestro catálogo que nos aseguran cubrir todas las necesidades de los empleados”, apunta Rory Simpson, responsable de esta disciplina de Telefónica.


Una de las iniciativas que lleva a cabo esta empresa es aprovechar a su propio talento para formar al resto de la plantilla. Los llamados profesores colaboradores (ahora mismo son unos mil) transmiten su experiencia a los perfiles menos senior, algo muy bien valorado por los propios trabajadores. El 65% del profesorado de la universidad corporativa de Telefónica es interno.






Fuente: cinco dias


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