¿Sabes cuánto has facturado el mes anterior? ¿Cuánto gastaste?¿Ha crecido tu empresa en los últimos meses? Llevar la contabilidad al día es uno de los pilares fundamentales para optimizar la funcionalidad de la empresa y conseguir el crecimiento de la misma.
Separa tu economía personal de la de la empresa
En muchas ocasiones, sin apenas darnos cuenta, contamos tanto con el dinero personal como del dinero de la empresa para realizar ciertos pagos imprevistos. Al separar ambas economías nos permite conocer de forma precisa cómo va la empresa, saber específicamente cuáles son los gastos que se ejecutan, en qué podemos recortar o qué facturación necesitamos para cubrir gastos e ingresar al mismo tiempo. Por otro lado, lo personal no se verá influido por lo profesional y así la economía doméstica no se verá afectada. Israel aconseja tener dos cuentas para la empresa: una destinada al flujo de caja y otra con la cantidad necesaria para pagar los impuestos. Además de todo ello, es esencial determinar el porcentaje de dinero que se designará a cada uno de los gastos. El profesional los divide en tres: los fijos, como el alquiler y material; los personales, como la ropa necesaria para presentaciones; y los gastos mixtos, como puede ser el coche o el teléfono que se usan tanto en la vida personal como profesional. En este último caso, es fundamental saber qué cantidad vamos a coger de nuestras arcas de la empresa y cuáles de las propias. Así la contabilidad estará dividida, organizada y nuestra vida personal no se verá influenciada.
El foco principal es la facturación
Recortar en gastos puede suponer cierto ahorro o una pequeña mejora en la facturación. Pero al ser pequeñas empresas esto supone una variación ínfima por lo que los cambios no son relevantes. Lo primordial será centrarse en crear facturación, es decir, en generar más clientes, y para ello deberemos conocerlos en profundidad.
Analiza a tu cliente
Una vez que la empresa ya haya sacado su producto o servicio al mercado y comience a generar consumidores habrá que analizar sus respuestas. De la totalidad de los clientes se deberá escoger el 20% más efectivo, es decir, los que están siendo más rentables y buscar sus características comunes. Analizar sus sentimientos, qué es lo que realmente les aporta el producto o servicio, cómo se podrían sentir aún más beneficiados, cómo se podría incrementar su utilidad... Con todo ello crearemos un perfil de ‘cliente ideal’ para saber a qué público enfocarnos y tener la certeza de que su respuesta será positiva. Así, no sólo aumentaremos las ventas y optimizaremos nuestro producto sino que sólo se destinará el esfuerzo, tiempo y energía a clientes que aportan beneficios y dejaremos atrás a aquellos que no son rentables. Tras la criba, nuestra empresa estará más optimizada y tendremos mayor posibilidad de éxito.
Prepárate para las vacas flacas
Para permanecer en el tiempo, generar confianza y seguridad en nuestros trabajadores y en nosotros mismos, es imprescindible tener un colchón que respalde aquellos momentos en el que las cosas no vayan según lo previsto. Por lo tanto es necesario ahorrar. Para conseguirlo habrá que determinar desde un primer momento qué porcentaje queremos retener. Israel aconseja al menos un 10% de la facturación y retirarlo de la cuenta general de la empresa antes de realizar los pagos mensuales. De esta manera ajustaremos los gastos en base a lo que dispongamos y, asimismo, excluiremos aquellos que son superfluos. El resultado es, de nuevo, una empresa más optimizada y rentable
Fuente: La Razón